Los muebles como documentos: Los muebles, además de objetos utilitarios, son documentos históricos. Sus materiales, dimensiones, acabados, y confortabilidad, brindan información sobre el estatus y estilo de vida de las personas que los utilizaron, los espacios que ocuparon y las dinámicas sociales de las que hicieron parte. 

Viajes de ideas y estilos: La llegada de referentes extranjeros se dio por varias vías. Durante el siglo XIX tuvo lugar una gran importación de objetos de lujo como muebles, orientada a abastecer las estancias de la élite criolla. Igualmente fueron importantes los viajes realizados a Europa por miembros de dicha élite, así como el arribo de militares ingleses y franceses, quienes además de objetos, trajeron consigo un marcado gusto por lo europeo. Por otra parte, los ebanistas nacionales reprodujeron muebles importados y fabricaron otros que evidencian interpretaciones locales de estos modelos. 

El oficio de la madera: de las gubias a las máquinas:  Las guerras de Independencia dejaron las industrias locales en un estado de precariedad, agudizado por las políticas de libre comercio de mediados de siglo y la consecuente importación de grandes cantidades de bienes de lujo, entre estos, mobiliario. Así mismo, la organización gremial y el modelo de formación colonial, bajo la tutela de un maestro, fueron suprimidos al considerarse perjudiciales para el avance económico e industrial de la nueva nación. En consecuencia, el gobierno reconoció la importancia de crear espacios oficiales de formación técnica y finalmente, en la década de 1860 se establecieron las primeras Escuelas de Artes y Oficios estatales, inspiradas en el modelo francés y orientadas al progreso social, económico y tecnológico del país.